lunes, 16 de abril de 2018

THE SMASHING PUMPKINS: MEZCOLANZA SÓNICA ENTRE EL CRISTAL Y EL TERREMOTO



THE SMASHING PUMPKINS:
MEZCOLANZA SÓNICA 
ENTRE EL CRISTAL Y EL TERREMOTO

Ahora que The Smashing Pumpkins ha recuperado casi toda su formación original para sus directos de 2018, recordaremos precisamente algunas sensaciones de la considerada por la mayoría (incluido el que aquí escribe), como la mejor y más gloriosa etapa suya; durante la primera mitad de los años 90. Esperemos que puedan recuperar este año 18 la frescura e inspiración de aquel verdor musical de antaño y también puedan lanzar nuevo disco con todos los miembros del principio que se apunten en la actualidad.


A través de los ojos del rubí de 1995, ¡impresionante!

Algunas jornadas planean lentas y rápidas a la vez. Igual ocurre con la música de los propios Pumpkins, ya que gotearon 8.400 días (más de cuatro lustros, nada menos) desde que empezó su a emitirse su “Tristeza Infinita”  es decir su más exitoso disco Mellon Collie and the Infinite Sadness (1995).


Cuando mantuvieron la máxima tensión grupal, Billy CorganJames IhaJimmy Chamberlin y la virtuosa bajista D’arcy Wretzky, fueron capaces de ser maquinales leones incontrolados para, inesperadamente, metamorfosearse en unos querubines agazapados en la cueva.

Porcelina of the vast oceans

Y es que todo su solemne transformismo rock lo ejecutaban en impactantes canciones de esta obra como, por ejemplo, "Thru The Eyes Of Ruby", "Here Is No Why", "An Ode To No One", "Bullet With Butterfly Wings" o "Porcelina Of The Vast Oceans". En consecuencia, la banda de Chicago conglomeraba, a la perfección, el más crudo arrecife con la nana más psicotrópica, elevando así unos tiranos colmillos oníricos, de muchas millas de largo, que podían narcotizarte de la manera más agradablemente inexplicable.

El cuarteto de Chicago en su mejor época.

Efectivamente, el lícitamente ampuloso Corgan, con ese lastimoso pero inimitable modo de cantar, siempre condujo a sus lugartenientes hacia trayectos de mezcolanza sónica entre el cristal y el terremoto. Cualitativamente románticos o demoledores, según conviniese, se mostraron en su tercera apuesta, la cual es la más representativa de todo lo expuesto anteriormente. 


"Tonight, Tonight" , otra joya de los Pumpkins

Y es que es entre 1991 y 1995 cuando creció la cosecha más inspirada de “Las Calabazas Aplastantes” y este tercer LP, solo es parangonable en su faraonismo musical a The Wall de Pink Floyd o al más coetáneo Use Your Ilussion de Guns And Roses. Dicho de otro modo, con Gish (1991) y  Siamese Dream (1993) como plataformas de prueba y motores impulsores, los versátiles Pumpkins (una de las mejores bandas de aquella década noventera) emprendieron una odisea, aún mayor, hasta conocer personalmente a Mellon Collie y a su Tristeza infinita…

Escrito por Txus Iglesias

martes, 10 de abril de 2018

BLACK CROWES " The Southern harmony and musical companion" (1992)

The Southern Harmony and Musical Companion” (1992)  
THE BLACK CROWES

Fue en 1992 cuando efectuó su vigorosa entrada La Armoniosa y Musical Compañía Sureña.
Tal como aconteció con los Davies, los Young, los Reid, los Knopfler o los Gallagher, algo muy primordial tenía que erupcionar de dos hermanos rockeros, así que Chris y Rich Robinson no iban a quedarse rezagados. Sorbiendo de los infalibles manantiales del southern rock setentero como Lynyrd Skynyrd o los Allman Brothers y ¿por qué no? también de ZZ Top (los Crowes, por aquella época tuvieron un estridente conflicto con Gibbons y Cia. por un tema de permuta generacional), la banda de Atlanta volvió a izar al cielo la Bandera Confederada cuando ésta parecía abatida. Ronnie Van Zant y el General Robert E. Lee hubieran estado muy orgullosos de los Crowes y del resucitado testigo secesionista. 



Tras su primigenio pistoletazo de salida -aún por perfeccionar – "Agita Tu Máquina De Hacer Dinero" (1990), eclosiona en 1992 la egregia granizada de plomo Southern Harmony and Musical Companion (título en alusión a 335 Himnos Sureños en los Estados No Tan Unidos del siglo XIX) y que los situaba entre las diez mejores bandas americanas de la primera mitad de los noventa junto a Nirvana, Smashing Pumpkins, Guns & Roses ó Red Hot Chili Peppers, entre otros.


"Sting me" de los Crowes
La apertura de la grabación es una de las más huracanadas del historia del rock: la indómita ‘Sting me’ (Pícame hasta mis podridos huesos) engancha de seguido con ‘Remedy’ (indestructible su “I need a remedy-remedy-remedy-remedy”). 

La sosegada tensión acontece con ‘Thorn In My Pride’ o ‘Bad Luck Blue Eyes Goodbye”, pero vuelven a pisar -sin perder tiempo- el acelerador animalesco con ‘Sometimes Salvation’, ‘Hotel Illness’ y demás iras. Y es que el cantante Chris Robinson es aquí como un bronco cocodrilo de los pantanos de Georgia y nunca antes o después estuvo tan colérico con el mundo. Rich Robinson y –fundamentalmente- el enérgico y variado Marc Ford lo rocían todo de ese sonido de guitarras embarradas hasta el mástil, cualitativamente gruñonas, sello de la primera época del combo. Ed Harsch, para darles contrapunto, ofrece sus distinguidos teclados. El eficaz gremio rítmico con Johnny Colt al bajo y Steve Gorman a la batería complementan y equilibran al resto.

George Drakoulias, monumental también en la producción, acaba de engrasar dicha propuesta que supone una bofetada al rock más convencional al reenfocar de modo vigoroso el cocktail de cinco ingredientes: Missisipi-Nashvillle-Dixie-Stax-British R&B.
Esta obra, con su lograda cubierta color sepia suave envolviendo al desafiante grupo vagabundeando en un polvoriento cementerio de coches, sirve como portaaviones para la siguiente (aún mejor) como es Amorica (1994), que arroja nuevamente las coordenadas antes descritas, pero más potenciadas y roncas.



El excelente tema "Gone" de 1994

Aunque siguieron sirviendo muy buenos discos después de éstos, nunca más los Meridionales Cuervos coronaron un árbol tan alto dentro de su salvaje, pero disciplinado aleteo.

Escrito por Txus Iglesias